Un Nuevo Paradigma: Del Cerebro al Intestino en la Investigación del Autismo
Durante años, la investigación en el Trastorno del Espectro Autista (TEA) ha girado principalmente en torno al cerebro, la genética y la conducta. Sin embargo, en los últimos tiempos ha ganado fuerza una línea de estudio muy prometedora: el posible papel del sistema digestivo (y más concretamente de los péptidos hormonales que se producen en el intestino) en los mecanismos asociados al autismo.
El Eje Intestino-Cerebro: Una Vía de Comunicación Clave
Y no, no es una idea descabellada. Sabemos desde hace tiempo que existe un eje intestino-cerebro que comunica ambos órganos de forma permanente. Ese eje está influenciado por múltiples factores como la microbiota, el sistema inmune, el nervio vago…y también por los péptidos gastrointestinales. Estos compuestos, como la colecistoquinina (CCK), el GLP-1, la oxintomodulina, el GIP y otros, se producen en el tracto digestivo y tienen la capacidad de actuar también a nivel neurológico. No por nada se les considera neuropéptidos.
¿Por Qué son Importantes estos Péptidos en el TEA?
Lo interesante es que muchos de estos péptidos están implicados en procesos como el control del apetito, la regulación del estado de ánimo, la respuesta al estrés y, especialmente, la conducta social. Y estas áreas, justamente, son donde se observan más dificultades en personas con TEA.
Evidencia Científica: Alteraciones Peptídicas en Personas con Autismo
Algunos estudios han detectado alteraciones en los niveles de estos péptidos en individuos con autismo. Por ejemplo, se han observado concentraciones inusuales de CCK, una hormona relacionada no solo con la saciedad, sino también con la ansiedad y la percepción del entorno. Asimismo, el GLP-1, que también participa en la neuroprotección y la modulación del comportamiento, podría estar implicado en los mecanismos de regulación emocional en el autismo.
El Rol de Péptidos Sintéticos: El Caso de Selank
En este contexto, también se está investigando el papel de péptidos neuromoduladores sintéticos que podrían tener efectos similares. Uno de los más destacados es Selank (lo puedes encontrar disponible en nuestra web). Este péptido ha sido estudiado en Rusia y otros países por su capacidad para reducir la ansiedad, mejorar la atención y modular la respuesta inmune. De hecho, Selank actúa sobre el sistema nervioso central influenciando la expresión de neurotransmisores como la serotonina y el GABA, que están implicados también en los síntomas del autismo.
La Hipótesis de la Disbiosis Intestinal
La hipótesis es que una disbiosis intestinal (un desequilibrio en la microbiota) podría estar afectando la producción o la señalización de estos péptidos, alterando así funciones cerebrales clave. Esto no solo explicaría algunos de los síntomas del TEA, sino que también abriría la puerta a nuevas estrategias terapéuticas: desde probióticos y moduladores de microbiota hasta tratamientos basados en análogos peptídicos.
Conclusión: Hacia una Visión Integradora del Autismo
¿Estamos ante un cambio de paradigma? Es pronto para afirmarlo, pero sin duda estamos avanzando hacia una visión más integradora del autismo. Una que no se limite solo al cerebro, sino que tenga en cuenta todo el cuerpo, especialmente ese órgano al que a menudo no le damos la importancia que merece, el intestino.
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